sábado, 8 de marzo de 2014

Valoración sobre el desarrollo de la competencia de gestión de la información del alumnado

Nuestra sociedad experimenta cambios profundos casi cada media generación, e.d., menos de cinco años, en estos cambios tiene un papel fundamental la forma de comunicarnos: la web y las redes sociales nos permiten, o nos hacen padecer, según las usemos, sobreinformación e hiperconexión (la gran cantidad de información disponible puede sernos de utilidad para aprender, para nuestro desarrollo personal y/o social y en nuestro trabajo diario, o puede 'infoxicarnos', pudiendo llegar a padecer 'infobesidad' por la sobrecarga informativa); no es solamente que tengamos al alcance de las teclas toda la información que queramos para su consumo en cualquier lugar, es que cualquier persona es productora, creadora, de información: por obra y gracia de la tecnología puesta a nuestra disposición en numerosos y variados dispositivos, móviles o no, la información ya no emana solamente de los medios de comunicación.

Así, como docentes, el desarrollo de la competencia de gestión de la información del alumnado (y de la propia) debe ser una de nuestras prioridades: en primer lugar porque no es posible abarcar toda la información disponible, debemos seleccionarla, filtrarla, con arreglo a lo que nos interesa; segundo porque “lo he visto en Internet” no es un aval (no debe serlo) lo suficientemente fuerte (lo mismo que no lo era “lo ha dicho la tele” o, antes, “lo he oído en la radio”), debemos ser críticos con la información que recibimos; y en tercer lugar porque es necesario que sepan elaborar y compartir de una manera adecuada la información si quieren que llegue a otras personas. Esta capacidad de gestión de la información tiene una gran importancia en nuestra competencia digital, es esta capacidad la que hace que podamos organizar esa información para facilitar su comprensión y aprehensión, lo que nos llevará al aprendizaje.

Nuestro papel, el de las y los docentes, en el desarrollo de esta competencia es el de orientar y hacer reflexionar sobre las fuentes de que procede la información y sobre la información misma.

La utilización de herramientas por parte de mi alumnado para la gestión de la información se ve limitada por la edad, es de Educación Primaria, lo que vengo haciendo es mostrarles distintos criterios de búsqueda: usar filtros, herramientas y palabras clave al utilizar los buscadores; guardar y organizar páginas en carpetas y subcarpetas en ‘Marcadores’.

Otras herramientas, estas para compartir y publicar información, serían, por ejemplo:

Tanto para Pinterest, educlipper, blog o los wikis es necesario tener una cuenta de correo electrónico (o, en el caso de algunas plataformas para crear un blog, registrarse con una cuenta de Twitter -aunque las hay que no requieren registro, por ejemplo Pen.io, que se reseña más abajo, o Pencamp), pero no pueden acceder a tener una por ser menores de la edad requerida para ello, de ser este el caso pueden utilizarse estas aplicaciones, aunque el alumnado no se registre y no pueda participar directamente en la gestión de los espacios, a través de una cuenta a nombre de la o el docente para la publicación de las producciones del alumnado o, en el caso de un blog, que utilicen los comentarios. (No obstante, en algunas plataformas permiten el acceso aunque no se tenga la edad mínima si se cuenta con permiso materno y/o paterno).

Para resolver este problema, el del acceso de mi alumnado de primaria a las redes, estoy investigando la utilización de aplicaciones, plataformas y/o redes sociales (preferentemente si son educativas y especialmente pensadas para el entorno escolar, pero no exclusivamente) que permitan el acceso a menores, mi investigación me ha llevado, entre otras, a estas posibilidades que estoy en proceso de valoración para llevar a la práctica:



jueves, 6 de marzo de 2014

Unidad 3 - Actividad 2

Al hilo de la información recogida sobre la PROBLEMÁTICA ASOCIADA A LA SOBREABUNDANCIA DE INFORMACIÓN, y centrándome especialmente en tres de esas referencias (Desde la infoxicación al derecho a la comunicación, ¿Y si estás 'infoxicado'? e Infoxicación: un 'mal' necesario) hacía mi REFLEXIÓN SOBRE EL CONCEPTO “INFORMATION OVERLOAD” O SOBRECARGA INFORMATIVA, que compartí oportuna, y equivocadamente, en el grupo del curso de Diigo en este enlace (el 19 de febrero), aunque luego hube de pasarla a su correspondiente hilo, ya que en eso consistía la actividad 2 de esta unidad.

La explosión de información, ciclogénesis explosiva informativa que podríamos llamar, a que ha dado lugar la “gratuidad” de las nuevas tecnologías y la facilidad de su uso y del acceso a Internet, ha llevado consigo la creación masiva de contenidos, una generación extraordinaria en cantidad, que no siempre en calidad, de elementos de información. En un principio se pensaba que, tras esa tormenta, en algún momento llegaría la calma, que bajaría el ritmo de producción de información, pero nada más lejos de la realidad: los contenidos de información no sólo crecen, si no que lo hacen de forma exponencial.
Ante esa evidencia, para comprobarlo no hay más que encender un ordenador personal y conectarse a Internet para leer, ver y/o escuchar ‘en línea’ la infinidad de publicaciones periódicas, libros, emisoras y programas de la más diversa índole a que nos da acceso, o buscar información de algún tema, objeto o concepto que nos interese; ante esa evidencia, retomo, pueden tomarse distintas y muy variadas posturas: apocalíptica, detractora, defensora…, pues según quién hable esta abundancia de información es una catástrofe catastrófica o una bendita bendición o, para las y los más atemperadas y atemperados, un ‘según se use…’. Y es que las y los especialistas no se ponen de acuerdo sobre las bondades o maldades de la web y lo que genera, faltan pruebas científicas contundentes y contrastadas acerca de la repercusión que las nuevas tecnologías y la abundancia de información que comporta tienen en el aprendizaje, por ejemplo; sin embargo sí hay algo en lo que parecen coincidir las investigaciones: la tecnología cambia los usos y las costumbres de la población.
No obstante parece que el problema no es la información y su cantidad, al fin y al cabo “¡sólo es información!” (M. Rubio Lacoba), el problema está en los filtros, en concreto en la falta de ellos (Clay Shirky), el problema no es la cantidad de información sino su gestión. Así, para algunas personas, la solución no es tecnológica sino cultural (Javier Velilla), pero para otras se encuentra en la misma tecnología (Enrique Dans).
En cualquier caso, para gestionar este exceso de información, es necesario imponerse una buena dieta, lo contrario puede llevar a la obesidad informativa, Clay Johnson nos recomienda una dieta saludable a base de: evitar las grandes cadenas, acercarse a las fuentes, priorizar los medios que nos permitan elegir las noticias que queremos, evitar la repetición (hacer un frito de un frito), escoger bien, leer menos pero mejor y utilizar buenos hábitos.
En cuanto a la generación de conocimiento, esta ‘barra libre informativa’ no implica, necesariamente, que lo haya, para que exista conocimiento es necesario organizar los datos, el reto es administrar, como se ha dicho, la información. Por otra parte, y a este respecto, a pesar de la amplia oferta de información consumimos, preferentemente, contenidos que vienen a reforzar nuestro punto de vista, lo que abunda en lo dicho, que no hay adquisición de nuevos conocimientos, no hay aprendizaje, nos limitamos a autoafirmarnos: “Sé que a la mayoría de las personas, incluso a las más inteligentes, les cuesta reconocer la verdad más simple y evidente si ello las obliga a admitir que son falsas las ideas que con tanto orgullo han enseñado a otras personas y en las que se ha basado su vida” (Leon Tolstoi).
Personalmente lo que más me preocupa no es la cantidad de información que se genera y a la que tenemos tan fácil acceso, no, me preocupa la hiperconexión compulsiva, la obsesión por la comunicación perpetua, estar continuamente conectado, hace que se genere una gran cantidad de información vacía de contenido, lo que hace que la sobreinformación se convierta, en gran parte, en infrainformación. Hay un anuncio que dice algo así como “…todo lo que vives hoy merece ser compartido…”, pues no.
Por otro lado están los medios, que se han convertido “casi en extensiones de la persona” (McLuhan), y, muy a menudo, parece que sin el ‘casi’. Lo que se impone es aprender a vivir con ellos, de manera que consigamos un consumo inteligente de los mismos que añadir a la dieta saludable de información, apropiándonos de ellos, conociéndolos y disfrutándolos, de manera que podamos utilizarlos para relacionarnos y aprender.
Para conseguir todo esto es necesario que establezcamos acciones individuales, sí, que cada cual actúe en consecuencia, pero también son necesarias medidas y estrategias globales, políticas públicas al respecto que implican no sólo un esfuerzo político, también una decisión política que, sin duda, debe implicar a la educación.
Pero acabemos con una nota positiva.
El hiperacceso a la información implica infoxicación, sí, que dificulta el procesamiento de la gran cantidad de datos a la que nos exponemos, produce incapacidad de análisis eficiente de un flujo de información tan elevado, y ocurre por una carencia de cultura de uso. Pero, por lo general, se aprende rápidamente a desarrollar estrategias que impiden ese fenómeno: con la experiencia y el adiestramiento aprendemos a utilizar herramientas que permiten hacer más eficiente el manejo de la información. En realidad no es un problema, ocurre de manera muy limitada y sólo es una sensación temporal que aparece en perfiles en vías de aprendizaje; y, como se ha venido repitiendo, está más relacionado con el manejo de la información, con su organización, con su gestión, que con la cantidad que se produce (cita libre de Jaime Dueñas).

Unidad 3 - Actividad 1

La actividad 1 consistía en buscar en Internet artículos (al  menos dos) sobre la PROBLEMÁTICA ASOCIADA A LA SOBREABUNDANCIA DE INFORMACIÓN y compartirlos en el grupo del curso habilitado en Diigo, lo que hice en su día (16 de febrero) y que podéis ver en este enlace. No obstante los dejo también aquí:

Retomando la navegación

Vientos y corrientes me han llevado a navegar por mares y recalar en puertos no contemplados en nuestro itinerario, alejándome de él, pero manteniendo siempre sobre la mesa, en el alcázar, nuestra carta de navegación…

Retomo nuestra ruta poniendo proa a la REFLEXIÓN SOBRE EL DESARROLLO DE LA COMPETENCIA DE GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN DEL ALUMNADO Y EL PAPEL DE LAS Y LOS DOCENTES, producto final de la actividad 3 de la unidad 3: PLE y gestión de la información; pero, antes, recordemos por dónde navegábamos cuando nos apartamos de la ruta eduPLEmooc, los últimos puertos en que habíamos fondeado fueron: